27 octubre, 2008

El retrato de tu ayer


(Ilustración: Miguel Hidalgo/Sobre Tiwanaku)


Soñaba que había vivido antes, que esculpía la piedra y trabajaba el metal, que navegaba por el lago Titicaca y se asomaba a la ventana del mar abierto donde hallaba el horizonte del mañana, incluso que su padre era el Sol y su madre la Luna, también que conocía y dominaba la ciencia, y cuando despertó, sonriente con cara de hombre feliz, se vio retratado, en una vasija rota por el tiempo, mostrando el orgullo de hombre que deja huella al pasar.
—¿Es usted tiahuanacota? —le preguntaron.
—Así es. ¡Y a mucha honra, amigo mío! —contestó desde lo más alto que quedaba de aquella pirámide.

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