18 diciembre, 2014

Felicitación Navidad 2014



(Ilustración: Vieja friendo huevos/Velázquez)




Tenía hambre. Su ínfima sonrisa daba la impresión de hallarse partida en dos. Allá, lejos, quedaron sus padres sin un trozo de pan que echarse a la boca. No dejaba de mirar, de observar a la vieja de aspecto pobre como él que freía huevos a diestro y siniestro. Los olores que percibía le provocaban una ansiedad infinita. Por unos momentos, desde luego que sin pensar las consecuencias, quiso sacar los arrestos necesarios para acercarse a la mujer, meter las manos en la sartén y hurtarle aquellos dos huevos ya casi fritos, pensando en que uno sería para su padre y otro para su madre. Meditó. Se acercó unos pasos, tímido, más bien asustadizo. Respiró hasta lo más hondo, y agachó la cabeza, quedándose quieto como un pasmarote, tal vez esperando un milagro que le ayudara a cumplir su objetivo. Pasó el tiempo, fugaz, y a hurtadillas observó que la mujer depositaba los dos huevos en una especie de cuenco, justo antes de llamarlo y felicitarle la Navidad entregándole aquel regalo maravilloso.

                                                                                           Antolín Dávila

                                                              
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