17 junio, 2010

Un flash del gaucho Benedetti


(Ilustración: Griverol/Drama de género)



(De la novela "La calle de La Concordia" y leído en CanariasAhora Radio en su programa "El Correíllo" el día 15 de junio de 2010)




—Si hay Dios me perdonará.

—Lo hay, Miguel Arcángel, lo hay.

Con la mano muy firme se acercó a ella, la miró fijamente a los ojos y empujó el cuchillo justo hasta el mango a la altura del corazón: ni un quejido siquiera, para despedir a la vida, dejó escapar la madre de Marilina; entonces, manteniendo el cuerpo ensangrentado de su mujer, el gaucho Benedetti, le extrajo el arma y luego procedió a tumbarla a lo largo del banco.

Segundos después, una milonga, unos versos de José Hernández, una voz firme y cruel, comenzaron a escucharse en la calle de La Concordia y en La Pampa, en la Patagonia y en Buenos Aires…


Cantando me he de morir.

Cantando me han de enterrar.

Y cantando he de llegar

Al pie del Eterno Padre:

Dende el vientre de mi madre

Vine a este mundo a cantar”.


Pero en aquel momento, el gaucho Benedetti ya sabía, por haberlo comprobado, que él vino al mundo a otra cosa muy distinta que la de cantar.