30 marzo, 2016

Conversaciones en la trastienda (6)





                                         El capitán de la ilusión



Como sabes, esta trastienda es mi confesionario. Sí, ocurrente me ha parecido siempre este lugar, y hasta pintoresco, creo. Te decía que quiero darle un vuelco a mi vida. ¿Y eso? ¿Has pensado alguna vez en la hoz de la muerte? Bueno, en la muerte sí, algunas veces, pero no sé a qué viene a cuento lo de la hoz. Fácil: alguien o algo te siega la vida; quizás no lo entiendas si nunca has tenido una hoz en la mano y has segado la hierba, si lo hubieras hecho… Tal vez, como todo en esta vida mejor experimentarlo. Así es. Pues dime, hombre, lo que te atormenta.  No, no es que me atormente, se trata, simplemente, de que quiero cambiar mi forma de mi vida, aunque a fuerza de ser sincero, y créeme, me siento temeroso. Los temores son precisamente la cobardía de la vida. Pues a lo mejor hasta tienes razón: sabias palabras. ¿A qué vuelco de la vida te refieres? Sinceramente, no sé explicártelo bien, aunque algo así como encontrar tiempo para observar y disfrutar cuán arrogante es el canario cantando en la cima misma de un ciprés,  ensimismarme con un humilde mirlo mientras busca ansioso la comida más hedionda para llevar a sus hijos y a su pareja solitarios en el nido mientras no deja de llover y hasta sonreír dulcificando mi semblante ante una insignificante hornera aún construyendo su nido, la muy tonta. ¡Buf!, toda una clase de ornitología, querido amigo; sin embargo, sigo sin enterarme de lo que deseas, más bien de lo que pretendes, vamos. Mira, a ver, quizás intento acariciar unos senos lindos que me regale la vida aunque se esfumen de repente, sentir unos gestos desinteresados y placenteros en medio de tanto egoísmo y mediocridad, fijarme y valorar la sonrisa de un niño, desplazarme al unísono con la brisa en busca de una gaviota hermosa, incluso… qué se yo, percibir la libertad sin obligaciones perennes. Es decir, algo así como vivir sin ser sometido. Sí, tal vez. A fe que te propones cosas muy complicadas de conseguir, porque la vida no deja de ser una vereda pedregosa, que casi siempre te impide caminar como lo deseas. Quiero convencerme de que puedo, que las piedras del camino no me lo van a impedir, por muchas dificultades que tenga y deba superar. ¿Te sientes viejo? No, qué va, todo lo contrario. Entonces… ¿por qué masticas tu existencia? Tal vez, precisamente, porque quiero saborearla sin cortapisas antes de que no tenga dientes para hacerlo. Está claro: te sientes viejo. Te repito que no, ¿y sabes por qué?, pues porque todavía me alimenta la ilusión, y mientras la tenga, seré joven, tanto como yo quiera, sin importarme los años que llevo a cuestas. No sé por qué, pero me da que en vez de aspirar a la felicidad y a la libertad lo que buscas es complicarte la vida más de lo que ya realmente es. Puede ser, sin embargo, voy a intentarlo, porque siempre hay un lugar en la senda de la vida donde echar un descanso, para luego continuar. ¿No serás un iluso? ¿Y por qué no un optimista? A lo mejor. Déjame decirte lo que pienso hacer… Como tú quieras. Me embarcaré en el primer balandro que encuentre, tomaré el rumbo que me dicte el viento, gritaré a las olas cómo me sienta mi nueva juventud, diré a mi amada que aún el roce de su piel con mi piel me despierta el amor, suspiraré tan profundo que los hálitos de mi vida volverán a ser jóvenes y hasta quizá, sí quizá, un hermoso y bobalicón delfín me guiará y acompañará durante toda mi travesía hasta un lugar paradisiaco donde seré recibido como un capitán. ¿Un capitán? Sí, el capitán de la ilusión. Desde luego que puede ser maravilloso, amigo. Lo será, si soy capaz de encontrar el aliviadero necesario, la escorrentía precisa que me conduzca a una nueva vida sin ataduras. 


23 marzo, 2016

Réquiem por Antonio García Cabrera





Te has ido, compañero y amigo, con el mismo lustre y porte que le diste a tu vida, demostrando el esfuerzo perenne por hacer ver a los que te rodeaban, día a día, la realidad de la efímera existencia, quizás por obvia en el olvido de todos. Queda con mi abrazo fraterno.