29 septiembre, 2009

Las pelotas de la vida


(Escrito para CanariasAhora Radio y leído en su programa “El Correíllo" el día 29 de septiembre de 2009)


La vida es una cosa de pelotas en sus más variadas formas, aunque siempre redondas, porque así les salen las cosas, redondas, a los que gobiernan u ostentan el poder de alguna u otra manera y en mayor o menor grado ante el resto del común de los mortales, que no dejamos de ser casi todos, pobres idiotas que hasta nos creemos parte de un mundo donde ellos, los prebostes, nos van hurtando con el disimulo de que están ahí para defender los intereses generales o de la comunidad.

Qué cosas dice y escribe uno a veces. Quizás sea el recorrido de la vida, o el cansancio del camino andado. Pero está claro, la vida es una cosa de pelotas: a veces de baloncesto, donde unos grandullones llenos de ahínco y bondad, nos convierte en seres felices durante un buen rato, o de fútbol, menos grandes y con menos ahínco y bondad: ¡qué diferencia de deportistas, de personas!; en otras ocasiones, y atendiendo a la forma redonda de las dichosas pelotas, caemos en la cuenta de cómo se dan lindos y espeluznantes pelotazos que al final siempre pagan los mismos, y encima sin pelota de clase alguna; abundando, queriendo ver pelotas por todas partes, alucinando quizás por tanta parafernalia vital, cae uno en la cuenta de cómo las potencias del mundo se la pasan unas a otras para que prevalezca el negocio a costa de no querer rebajar el CO2, porque al parecer el futuro no importa, sólo el presente, y no digamos nada, sin ir tan lejos, sobre la forma de quemarse mutuamente por aquí en pos del poder, sin importarles si nos estamos quedando atrás respecto a otros países en superar la dichosa recesión económica: nada de aportar todos su grano de arena.

En fin, pero no todo es tan negativo, aunque sigan siendo asuntos de pelotas de la vida. Dicen por ahí, verbigracia, que España es el líder del empleo verde, aunque igual han querido decir que los cuatro millones de parados están verdes; también que en Irán los maniquíes han de estar con velos y sin curvas, será para no ver tantos desechos y rebajar el número de accidentes de tráfico; además, según el tal Chávez, la ONU ya no huele a azufre, sino a esperanza, aunque habría que ver si esa esperanza va con minúscula o mayúscula; encima hay quien niega que lo de república bananera sólo se da ahora en Honduras, cuando hay tantos lugares donde se cultivan las bananas; para más inri Juanes, Olga Tañón, Bosé y Romero se extrañan de que las dictaduras sean todas iguales: ilusos; incluso que los obispos salgan con que el Estado se debe abstener de intervenir en los asuntos de las instituciones religiosas, curioso; y finalmente que ya, desde ayer, está en las farmacias la píldora poscoital y que, al parecer, sirve también para los pacientes de los tránsfugas de todos los partidos después de una moción de censura, y hasta puede ser, me lo creo a pie juntillas, aunque a estos les sale mucho más cara que los 20 euros, seguro.

¡Mira que hay que tener pelotas! Con razón yo no entiendo nada. Estoy pensando en hacerme gótico, la verdad.



6 comentarios:

Purificación Santana dijo...

Pues...qué quiere que le diga, amigo Antolín, pues que tiene usted más razón que un santo. Servidora, por si o por no, tiene días de asueto ideológico. Se trata de días en los que cocino, placho, leo, escribo y ni se me ocurre abrir un periódico, más que nada por darme un respiro espiritual.

Unknown dijo...

Querido amigo, como dijo alguien por ahí, "Los que se quejan de la forma como rebota la pelota, son aquellos que no la saben golpear."

Un abrazo.

Eduardo dijo...

Ingenioso y ameno trabajo, Antolín. Un saludo

Marina N. dijo...

Qué buen partido sabe sacar de todo, incluso de la actualidad con lo enredada e incomprensible que está. No hay género que se le resista. Espero poder seguir disfrutando de estas publicaciones, y me gustaría saber si volverá a intervenir en la radio: me encantará escucharlo. Saludos.

____________ dijo...

Excepcional, Antolín.

Un saludo,

Antonio

Anónimo dijo...

Excepcional, Antolín.

Un saludo,

Antonio