13 abril, 2010

El amigo que llegó de la oscuridad


(Ilustración: Tiziano/Retrato de Federico II Gonzaga)


(Escrito para CanariasAhora Radio y leído en su programa "El correíllo" el día 16 de marzo de 2010)


Miraba la luna como si no la hubiera visto nunca, y se le escondía a cada instante, furtiva adrede. Cerraba y abría los ojos de vez en cuando. Cientos de pájaros revoloteaban a su alrededor, todos negros, pero no eran mirlos. Un temor profundo se apoderó de él y quiso levantarse, alejarse de aquel lugar que le empezó a parecer maldito, pero no podía, quizás porque su ánimo no le daba para nada más. Entonces decidió acurrucarse allí mismo, esconderse de la luna y de las bandadas de pájaros que iban y venían por decenas, quizás de su vida, hasta que alguien, sigiloso, como llegado de la oscuridad, le posó su mano en el hombro, y aquella mano le pareció humana, pero craso error, no era humana, ni muchísimo menos, sino más excelsa y amistosa y entregada que la de ningún ser humano, porque lo notó enseguida, a ciencia cierta, y no estaba equivocado: su perro, de nombre Bosquimano, quería sacarlo del abatimiento en que se hallaba, y a fe que lo consiguió, como nadie hubiera podido hacerlo, poniéndole con delicadeza y amor la pata encima de su hombro desgajado.

2 comentarios:

Ana M. dijo...

Creo que ya sin tener idenficado al autor, sería capaz de diferenciar todo lo que escribes porque, sin lugar a dudas, tus relatos tienen personalidad propia.
No dejes de sorprendernos nunca.
Un abrazo.

Armando dijo...

Desde luego que a veces mejor un perro de amigo que un amigo perro y además tú lo haces bonito amigo Antolín.