28 julio, 2009

Mi bolso, tu bolso



Querido bolso:
Ando ensimismado. No puedo entender cómo te has podido dejar embaucar por un hombre con bigote, tú, siempre tan a mano y tan dispuesto y tan servicial, pero sobre todo me decepciona que hayas entrado en casas ajenas con semejante descaro sin medir los riesgos que corrías, primero con un hombre y después con una mujer.
Me he enterado de tu existencia por una amiga. Ella dice que podías ser un bolso del montón y hasta un poco desfavorecido, sin embargo, también afirma que eres uno de los más valorados, y claro, he ahí las miserias y los egoísmos de la vida, querido bolso, que aquí sólo importa lo material y lo fácil, cada día más, desgraciadamente, pues si en vez de un bolso llegas a ser una triste mochila ni caso te hubieran hecho, nadie te habría ofrecido salir a la luz de la farsa diaria del poder, aunque igual, alguien, en su pobreza y bondad, reparando en tus encantos, sin mediar interés alguno, te acariciaría y besaría y hasta incluso veneraría.

Tuyo.

1 comentario:

Miguel Ángel dijo...

Leerte como siempre me produce sentir el valor y la fuerza que tiene cada palabra. Eres asombroso tío.