17 abril, 2013

El hombre de la corneta y el cornetín




¿Lo es? ¿El qué? Alegre y feliz. ¿Por qué lo dice? Siempre está con una carcajada perenne, cuando no tocando esa corneta o el cornetín. Y borracho. Bueno, eso también. Yo fui corneta de militar. Ahora lo comprendo: quizás añora esos tiempos. Tampoco, no crea: era el último mono. El primero dirá: daba órdenes, por los menos, a golpe de resoplido. ¿Yo, órdenes?: ¡si era un mandado! Me da que ahoga sus penas de esa manera. ¿Y a usted qué le importa? No pretendía ofenderlo. No, si no me ofende. ¿Entonces? Cada cual gira sobre el pie que le da la gana. Ya: pero usted gira siempre sobre el mismo. Puede ser. ¿Tiene amada? ¿Y eso qué es? Hombre, una mujer a quien amar y que lo ame. ¿Existe eso? Sí. Yo nunca lo he vivido. Quizás porque sólo piensa en tocar la corneta y el cornetín, carcajearse sin motivo y beber a discreción. Pero sí conozco el desamor. ¿Cuándo fue eso? Hace unos días. ¿A esta edad tan tardía? ¿Y por qué no? Pensaba que había sido de joven. No: ha sido ahora. ¿Pretende a alguna mujer y lo rechaza? Así es. ¿Por qué cree que es así? Porque ya yo soy viejo y ella es mucho más joven que yo. ¿Y si es porque toca la corneta y el cornetín? No lo creo. ¿Es bella? ¡Es linda la jodida! ¿Ya practicó con ella el toque de retreta? Y casi el de silencio. No debe perder las esperanzas: yo le ofrecería el toque de diana, para despertar su amor. Me parece un imposible, la verdad. ¿Cómo es ella? Ya le dije que linda la jodida, muy linda y además hermosa. ¿Ríe? No, apenas sonríe. Pues no ría usted tanto, hombre. ¿Y por qué debería hacerlo así? A lo mejor es eso lo que no le gusta de usted. Es mi edad, estoy seguro. También se puede tratar de que aborrezca su corneta y el cornetín, y el que usted beba tanto. Pues no debería: cuando ofrezco sus toques me siento importante y feliz, y cuando bebo duermo con las estrellas. Pues más feliz e importante se sentiría acariciándola a ella. ¿A la corneta? ¡No, hombre, a su amada! No tengo costumbre. Siempre se aprende a amar, amigo. ¿Está seguro de eso? Convencido. Ayúdeme, entonces. ¿Está dispuesto a que lo haga? ¡A sus órdenes! ¿Qué le parece un toque de marcha para empezar? ¡Lo que usted ordene! … Me ha gustado. ¿De verdad? Sí, mucho, pero tiramos los instrumentos ya. ¡Buf!, es difícil: no dejan de ser parte de mí, de mi vida. Y tomamos agua. ¡La madre que parió! Retire las cervezas y dos vasos de agua, por favor. Espere que me tome el último buche. ¡No! ¿Por qué no? Porque para conseguir el amor hay que poner sacrificio. ¿Y no hay amor sin sacrificio? Jamás. ¡Pues vaya leche! Tampoco es tan difícil. ¿De verdad? Así es. Si usted lo dice. Aparte de linda, ¿cómo es ella? Dulce y alegre, me da. ¿Tiene una mirada limpia? Como el cielo iluminado por el sol. ¿Le parece una buena persona? Acrisolada. Las perspectivas son muy buenas. ¿Usted cree? Sí: seguro. Estoy entusiasmado. Pues sigamos. Sí, por favor. ¿La ama de verdad? Como a la primera luz de cada día. ¿Qué daría por ella? Todo. ¿Seguro? No lo dude usted. ¿La vida, por ejemplo? ¡No me joda usted! Quiero decir, hombre de Dios, que si sacrificaría todo por ella. Si le parece poco sacrificar el cornetín, la corneta y la cerveza. ¡Eso son cosas nimias, hombre! Diga, diga usted. ¿Lloraría por su sufrimiento? Sí. ¿Sufriría con su sufrimiento? Yo creo que sí. ¿Perdería su salud por la salud de ella? A lo mejor. ¿Tanto la quiere? La amo como nunca he amado a nadie, porque a ninguna mujer he amado. Bueno, ya casi terminamos. ¿De verdad? Sí. ¿Y qué más? Sólo nos queda resolver una cuestión. Usted dirá. La más importante, quizás. ¡Buf! Me la tiene que presentar para yo hablarle de usted y que sepa la verdad de su amor. ¿Es necesario? Sin duda. No sé qué decirle. ¿Dónde está ella? En mi pensamiento, amigo: sólo en mi imaginación.

4 comentarios:

Luis A. dijo...

Precioso.Entrañable y de ágil lectura.Me encantaría leer algo así todos los días. Te felicito,amigo.

Luis A. dijo...

Precioso.Entrañable y de ágil lectura.Me encantaría leer algo así todos los días. Te felicito,amigo.

Anónimo dijo...

Es el ideal del amor, ese que seguramente nunca se hace realidad... O sí. Saludos

Emilio González Déniz

Unknown dijo...

Genial. Diálogo sin acotaciones, rápido y trepidante, que nos mantiene enganchados hasta el final- Un gusto leerle, Antolín.