“La
mariposa de su vida”
Cómo lloró a sabiendas de que la
mariposa de su vida levantó el vuelo para no volver jamás, aunque gracias a su Everybody Hurts.
“Las
sonrisas perdidas”
Adiós, le dijo, con su última
sonrisa, y a fe que lo era, pero gracias a la música.
“La buscadora”
Buscaba entre los desperdicios de su
vida el cariño de sus hijos perdidos, y nos lo encontró.
“El
recorrido eterno”
Recorría el hombre con las yemas de
sus dedos cada milímetro de su frente, como si de su amada se tratara, y no lo
era, qué carajo iba a serlo, si ya no tenía ni recuerdos.
“El
viejo músico olvidado”
Tirado en un banco de cualquier
acera, el viejo músico escuchaba su sinfonía y los aplausos perdidos.
“Qué
felicidad”
Acariciaba las carnes fláccidas y
derrotadas de la mujer de su vida, como la primera vez sesenta y cinco años
atrás.
“Un
escalón más, cariño”
Con su angustia vital a cuestas, el hombre dejó de estarlo, cuando vio a la pobre muchacha celebrar cada escalón que lograba bajar a duras penas.
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