06 enero, 2009

Ahí se van los Reyes Magos


(Ilustración: Adoración de los Magos/Velázquez)


Y se fueron los Reyes Magos, pero los muy ignorantes creyendo que han dejado un mundo lleno de ilusión, cuando la realidad es la misma, o peor, pues precisamente con su regreso a Oriente, donde las bombas destrozan los cuerpos de los niños y los indefensos, confirma que todo sigue igual, que cada uno es carta de su baraja, porque los poderosos siguen durmiendo la siesta en una cama de plumas y con un blues de fondo para no despertar, la soledad no tiene compañero de viaje, los pensamientos no enamoran, la tristeza no encuentra puerto donde desembarcar y las lágrimas no se endulzan, las elegías no resucitan a los muertos, los egoísmos pululan a sus anchas, las prostitutas no tienen otra cosa que hacer, los imbéciles no aprenden, las risas se tornan muecas y los cantos en lamentos, lo cotidiano ahoga la música y la convierte en un sonsonete, los pobres siguen siendo un poco más pobres y los ricos un tanto más ricos, y cada uno el mismo idiota en busca de la felicidad plena.
No es una muñeca la vida, ni un simple puzle ordenado la jodida existencia; si acaso, las dos, tirajos dolorosos de la razón, para el que la usa, claro.

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