
(Ilustración: Romina Biassoni)
La hormiga bailarina era tan y tan soñadora que un día, la muy ilusa, decidió bailar un rock and roll en la luna. Y una noche esperó a que la luna apareciera en el horizonte, se subió a lo más alto de un ciprés y quiso volar hasta tan lejos.
Pero se olvidó de que ella no era una hormiga voladora.
Moraleja: No trates de volar si no tienes alas.