“Las voces”
Dormido y despierto, las voces de los hambrientos lo atormentaban, y no comprendía el porqué.
“Más allá”
Ni cercano el más allá dejaba de pretender lo que otros tenían.
“La radio”
Necesitaba escuchar la radio de su mente, y sólo sintonizaba su frustración.
“El pobre”
Con los bolsillos llenos, nada tenía el pobre hombre.
“Los gritos”
Cuánto más gritaban menos se les oía, y eso que tenían razón.
“La herradura”
Dolorida, no sabía cómo zafarse de la herradura que malhería su vida.
“La dicha”
Suspiraba reconfortada sabedora que con el amor la dicha tocaba a su puerta, equivocada.